23 octubre, 2008

Carta del Párroco San Martín Porres, Octubre 2008 Queridos Hermanos (as): Al empezar el mes de Octubre es una gran oportunidad para que sepamos revisar en la cotidianidad de nuestra vida, que muchas veces en las relaciones interpersonales vivimos arrastrando, resentimientos, amarguras, venganzas, odio. Vivir irritado, incluso inconscientemente, exige mucha energía y mantiene en una tensión constante. El resentimiento y la hostilidad se instalan de manera estable como actitud defensiva siempre alerta contra cualquier ataque real o imaginario. El odio es una ocupación de tiempo completo en algunos casos. La persona que no quiere o no puede perdonar, difícilmente logra vivir el momento presente. Aferrarse al pasado es la condena a malograr su presente, además de bloquear su futuro. Ante la incapacidad de perdonar, la vida se paraliza. El recuerdo del pasado vuelve a su antiguo sufrimiento. El momento presente pasa inútilmente, sin felicidad; la posible alegría de las relaciones personales se desvanece, el futuro se cierra y es amenazador. El perdón en una necesidad de nuestro tiempo. La imperiosa necesidad que tenemos de él surge del hecho del que nadie esta libre de heridas, como consecuencia de frustraciones, decepciones, penas de amor, traiciones. Las dificultades de vivir en sociedad se encuentran, por doquier. Conflictos en las parejas, entre familia, personas divorciadas, patrones y empleados, etc.; y todos tienen algún día necesidad de perdonar para establecer la paz y seguridad viviendo juntos. Para descubrir la plena importancia del perdón en las relaciones humanas, intentemos imaginar como sería el mundo sin él. Estaríamos condenados a perpetuar en nosotros mismos y en los demás el daño sufrido. Cuando lesiona nuestra integridad física, moral o espiritual una parte de nuestro ser se ve afectada, lastimada, incluso mancillada, como si la maldad del agresor hubiera alcanzado nuestro yo intimo. Nos sentimos inclinados a imitar a nuestro agresor como si un virus contagioso no hubiese infectado. El mes de Octubre es un tiempo de gracia, reconciliación, es el tiempo en que todos tenemos que escuchar a Dios, que nos invita al perdón, a la escucha, el amor nos exige perdonar siempre, por eso San Pablo en la Carta a los Colosenses nos dice “Sopórtense y perdónense unos a otros, si tienen motivo de queja contra uno”. Y quiero invitarlos a vivir de acuerdo al lema del mes “Amar es…perdonar”. Que el Señor y Nuestra Madre les bendiga a Ud. y a su familia. P. Justino Sota Mendoza Hola:

Visita a la Zona "A" 16 al 20 Ago.


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